Me gusta el vaivén de las líneas sobre el papel,
El derramamiento indiscriminado de tinta,
El sentido aplastado, atrapado entre las fibras de la hoja;
El grafema devenido en fonema, las ideas esparciéndose, volviéndose una bruma viral.
Esa marca, la sensación de temporal inmortalidad.
Ser en la eternidad previa a la descomposición,
A la última vibración de un canto
que, en el silencio resultante, entra en las fauces
Del olvido.
Qué bonito es escribir. La tranquilidad que transmite el poder escribir lo que quieras pocas cosas te lo pueden proporcionar.
ResponderBorrarUn placer leerte Elliott.
Dudo que existan formas de libertad semejantes en efectividad y sinceridad.
BorrarEl placer es mío, Antón.
Una de las cosas más agradables de escribir es cuando encontras fuentes de inspiración por doquier. Podes estar viajando en un medio de transporte y ahí mismo ver algo que te revoluciona la mente, volcarlo en papel es urgente.
ResponderBorrarSaludos.
Eso mismo es lo mágico de la musa, su costumbre de ser tan sorpresiva como implacable.
BorrarPersonalmente, es el acto de viajar lo que más me inspira para escribir así que adhiero plenamente a tu opinión, Varda.
Por más necesidades imperiosas.
Saludos.