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lunes, 19 de enero de 2015

Vestigios de tormenta


La lluvia caía sin pausa.

Bajo el techo de chapa, me defendía del duro embate del agua mientras conciliaba un pesado sueño en la tibieza de las sábanas.

Fuera, los truenos quebraban el silencio tras el inmenso resplandor de unos relámpagos que se anteponían sin pausa.

La puerta se abrió por la fuerza del viento; un aire gélido se coló arremolinado en el tiempo que tardé en salir de la cama y, a tientas por la negrura de la noche y el sueño, la alcanzaba a cerrar.
Me reubiqué entre las frazadas y me empezaba a rendir ante la inconsciencia, cuando el tacto de unos húmedos dedos acariciándome el rostro me mantuvo despierto.

Incapaz de poder acostumbrar mis ojos a la oscuridad, percibí su lenta caminata desde mi rostro al cuello - dulce sensación electrizante - bajando por mis hombros, suavemente, hasta el pecho.
Pese al frío de su tacto, mi sangre comenzaba a bullir. Tras dejarme acariciar por algunos minutos, jadeando súbitamente de excitación, estiré los brazos y descubrí así, una cabeza fría de largos y mojados rizos que se aplastaban contra la piel.

Recorrí su rostro con las manos, dibujándolo en mi mente con las yemas, describiendo lo extenso de su frente; la hondura de sus ojos; los montes de sus pómulos; la carnosidad de una boca mediana que sonreía en el contraste de mi calor creciente contra su frío imbatible; para culminar en una barbilla casi inexistente, angulosa, que sirvió de punto de inicio para recorrer sus mejillas hasta la sien.

Las puntas de sus dedos rizaban los escasos pelos de mi pecho, y seguían paso por mis costillas hacia la cintura; al tiempo que mis manos rodeaban sus pechos firmes y medianos, de duros pezones en punta; abarcándolos enteros; soltando y apretando suave, rítmicamente.
Hechizado por la inigualable tersura de su piel.

Anestesiado, confuso, sentí la sincronía de nuestras manos al alcanzar a la vez nuestros sexos; me estremecí con el contacto de su persistente frío y me revolqué de gozo en su helada humedad.
Electrizado, extasiado, nuestras bocas se encontraron, hambrientas una de la otra, en la ceguera de la noche cerrada.

Fuego y hielo, sentí su aliento al gemir contra mi cuello mientras mordía el suyo; nos fundimos abrazados y giramos incesantes en los límites del colchón. 

Cabalgaba mi cuerpo, ávida y furiosa, mientras  las lanzas brillantes teñían de negra su silueta en la contraluz y los truenos partían al cielo.

Rotaba ágil y se estremecía en el choque de nuestras caderas con mi boca cayendo sobre su cuello y rostro, cubriéndola de besos; intentando devorar su invencible frío, uniendo nuestras bocas con urgencia mientras me sumergía más y más en ella, en ese universo que se comprimía dentro de sí.

Y el ciclo se repetía en ilimitadas sensaciones que amenazaban con enloquecerme; totalmente ajeno al control de mi cuerpo, que era su instrumento de tortuoso placer.

Acabamos juntos y la espesa sombra se tiñó de colores, de visiones de mundos imposibles que se sucedían rápidamente, superponiéndose, terrores indescriptibles, gozos insospechados; el grito de ambos que fue uno con el tronante firmamento, con la inmensa liviandad que me invadió entero, con la impenetrable tiniebla que lo envolvió todo para no dejarme volver.

Abrí los ojos.
Fuera, el sol se asomaba por entre los grises nubarrones que, ya tranquilos, se alejaban presurosos.
Fatigado y con cierto entumecimiento, fui incorporándome lentamente sobre la cama, refregándome los ojos mientras recordaba lo vivido en la oscuridad. Aún con los ojos cerrados, estiré un brazo hacia mi derecha esperando encontrarla acurrucada entre las sábanas, con el misterio de su imagen a una mirada de distancia.
No estaba.

En su lugar, un montículo suave se encontró con mis ansiosos dedos.
Abrí los ojos y miré desencajado, totalmente absorto al confirmar lo que con el tacto había descubierto.

Era ceniza

2 comentarios:

  1. Fascinante combinación de erotismo, suspenso y misterio. Con un gran cierre del relato.
    Me gustó mucho, Elliott, te felicito.
    Saludos.

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    1. Estoy bastante verde en cuanto a erotismo literario pero quise hacer algunas armas sobre el tema.

      Te agradezco el leer, comentar y felicitar.

      un abrazo

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