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jueves, 9 de junio de 2016

Juego de tronos


Inspirado en el relato Entomología por WhatsApp, de Zarovsky.



Ah… la luz… el calor…
Si algo es comparable al vuelo en belleza es la sensación de calor sobre el cuerpo.

¿Es que me está mirando? ¡Qué ser más repugnante! Sé que es imposible que otro ser vivo rivalice con la belleza de mi especie, pero esta es realmente horrenda.
Una piel pálida, cuatro brazos, ojos chicos y un agujero en la cara lleno de dientes.
Y pa colmo no tienen alas.
¿Qué clase de lombriz será? Porque si no vuela está ligada al suelo, y si está ligada al suelo ¡Debe ser una lombriz!
Me está mirando, no hay duda. ¡Ay!
El calor, Marisa, el calor; concéntrate en este gozo y olvídate de esa criatura inmunda que te mira desde el suelo.
Así tía, bien.
Ahí va.

Aunque pensándolo un poco, pese a ser estéticamente despreciables, estos bichos pálidos no son tan malos. Después de todo inventaron esta bola de luz y calor que… ¡Ey! ¿Pero qué coño…?
¿¡Dónde está la luz!?
¡Insecto miserable! ¡Me ha robado la luz!
Todavía hay calor, no voy a moverme de la bola de vidrio hasta que… Oh, la luz ha vuelto. Bendita seas horrenda alimaña gigante, no sabes lo mucho que… ¡Joder, que se ha ido de nuevo!

Ah… ya veo… ¿Con que estáis jugando conmigo ah?  

Pretendes hacerme creer que tenéis poder sobre la luz… pues he visto como habéis huido al verme entrar en tu nido; sé bien que sientes pavor al verme.

¡Ja! Pues tan grandota y tan cobarde.

¡Oídme con atención, lombriz! No importa las veces que te lleves o devuelvas la luz, yo no me marcharé de este sitio.

Otra luz…

Muy astuta…

¿Qué clase de criatura estúpida piensas que soy? No iré volando tras esa trampa porque te he visto dormir y es esta luz la que está siempre encendida.

Ya. Empiezo a tener frío. No la dejaré ganar, con mover las alas estaré más que caliente.

¡Estas son palabras de resistencia! ¡Que sí! ¡Joder, Marisa, no dejes que te venza! ¡Mueve esas alas, tía! ¡Venga!
Volaré hacia tu cara, lombriz.
La luz nuevamente. Aaaaaaaaaaahhh qué puto alivio.  
Se ha ido. ¿Pues ahora qué tramará?

Vale, n
o importa. Ya no me interesa.
 
Ah… la luz… el calor…
Como dije, si algo es comparable al vuelo en belleza es la sensación de calor sobre el cuerpo.
Ese calor del nido; de estar acurrucada una en su huevo; meciéndose en sueños como toda larvilla que desea volar con sus alas.

¡Mierda! ¡Si me ha arrojado algo este monstruo que la bola no deja de balancearse!

Este vaivén no me tirará al suelo. ¡Golpeame con lo mejor que tengas, capullo!

Esta vez apagó la luz golpeándola con una cosa.
¡Esta lombriz está demente! ¡Acabar así con la luz!
Yo me largo antes que me mate.

Hoy has ganado tú, monstruo.
Pero volveré… no te libraréis de mí tan fácilmente. 

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2 comentarios:

  1. Por supuesto, fui a leer la entrada de la inspiración y regresé a tu blog para encontrarme con una muy buena visión de aquella conversación.
    Tenés un buen manejo del humor y la ironía. Me gustó, Facu.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. ¡Gracias che por la lectura y el comentario!

      La musa saltó solita ni bien terminé de leer ese post y la pregunta fue: ¿Y la polilla qué?
      Lo demás es este cuento.

      ¡Un abrazo grande!

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