¿Qué tal? ¿Cómo estás? Acomodate como quieras.
¿Listo?
Bien.
Establezcamos la siguiente escena: dos sujetos A y B se
encuentran en interacción directa. Digamos que están hablando a través de un
rectángulo cortado en una pared de vidrio.
Para ayudar a la imagen, situemos ambos sujetos en la calle
y establezcamos que el Sujeto A está del lado de adentro del vidrio y B en la
vereda, del lado de afuera.
Están hablando, como dije, pero el contenido de esa
conversación así como sus aspectos no importan.
Ahora bien, en este cuadro hacemos aparecer a un sujeto C
que empuña un arma de fuego cargada.
El sujeto C dispara al rostro del sujeto A desde un punto tangente
tras la cabeza de B, sin lastimar a éste último.
B percibe el hecho en tres momentos tan simultáneos como
divisibles: 1. El sonido del disparo cerca de su oreja. 2. La sangre de A
salpicando en su cara. 3. La visión de A en el suelo con un agujero en la
frente.
Puntos 1 y 2 ocurren desde la sorpresa, B no comprende que
sucede y reacciona de alguna forma instintiva, ya sea tapándose los oídos o
gritando. El punto 3 ya requiere la voluntad de ser llevado a cabo y, aunque en
shock parcial, B comprende la situación.
La escena hasta acá es un tanto truculenta. Sin embargo
espero que no seas de estómago sensible.
Mejor sigamos.
Retomemos la situación inicial pero saquémosle el sonido de la detonación. Ni siquiera el pitido de un silenciador, no. Un disparo completamente mudo.
B, que sigue hablando como si nada, se ve repentinamente
salpicado de un líquido viscoso y cálido que lo enceguece. Se refriega los
ojos, se mira las manos y entiende de qué se trata. Se asusta, levanta la vista
y observa desencajado a A que yace en el suelo con un agujero en la frente.
¿Cambia la cosa no?
Ahora, vayamos un poco más lejos.
Mismo todo excepto que el arma no suena al disparar y el
cuerpo de A no sangra.
En este caso B solamente verá que a A se le forma un agujero
en la frente y acto seguido cae al suelo.
¿Cuánto podrá alterarse B?
¿Empezaría a los gritos? ¿Intentaría llamar la atención de A interpelándolo (diciéndole algo como” Che A, levantate, ¿Estás bien?”)? Sin poder pasar al otro lado del vidrio ¿Llamaría una ambulancia, a los bomberos o la policía? Es posible, incluso, que se vaya de la escena sintiéndose algo extrañado y nada más.
Mirá, entonces, como pasamos del pánico absoluto a las
puertas de una posible indiferencia o afectación mínima cambiando algunos
elementos del relato.
Las reacciones serán producidas en gran medida por la
subjetividad que agreguemos a aquello que estemos contando o que recibamos de
aquello que nos cuenten, adornando infinitamente un solo hecho concreto:
A está muerto.
Impresionante! Muy bueno!!
ResponderBorrarRecién salido de este horno con pelo que conozco como cabeza.
BorrarGracias por pasar y comentar.
Un abrazo y nos estamos leyendo ^^
Muy bueno. Un texto que atrapa de principio a fin. Es hasta lúdico.
ResponderBorrarBravo.
Saludos.
Muchas gracias Raulo, un fuerte abrazo :D
BorrarFascinante, Elliott. Me atrapaste de principio a fin. Y qué buena conclusión, che, tajante, directa...
ResponderBorrarMe encantó.
¡Saludos!
Palo y a la bolsa, viejo. jajaja
BorrarGracias por pegarte una vuelta y comentar Juan.
Un fuerte abrazo
Muy bueno Facu, posta, muy bueno de verdad!! Voy a leer todo! Tenes un Don, en un par de lineas sos capaz de explicar muchisimo!! Salud amigo!!
ResponderBorrar¡Salud en tu nombre, mi amigo! y gracias por leer y comentar.
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