El lugar donde podés leer la Biblia dentro de un calefón

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lunes, 27 de abril de 2015

Brisa de abril

Noche de abril y una rima
que no brota de mis labios,
que no se suelta de mis manos,
que no se asemeja a nada.

Ochenta y siete abriles
ya sin la fuerza de antaño
que se ha ido de mis piernas
y en esta silla me ha dejado.

Es de noche y está empezando a ponerse frío, ya nadie pasa y el silencio de la calle me ayuda a pensar. A recordar, mejor dicho, a volver a esos tiempos coloridos que la cataratas en mis ojos no pueden borronear.
Pude haber sido una artista de renombre, una cantante de tango popular - papi solía llamarme mi calandria cuando cantaba con la estampa de la Negra Bozán -  mas la vida me llevó a casarme niña y formar una familia numerosa.
Cinco hijos que me han dejado a la vera del tiempo en este Hogar y doce nietos con sus propios chicos, que ya no recuerdan a esta vieja marchita que una vez les oyó empezar a hablar.

¿Te acordás, Luna, de aquellos paseos por la Costanera del brazo de Rubén, mi Cholo adorado, donde nos recitábamos versos almibarados hundiéndonos en los ojos del otro con interminable candor?
¿Te acordás de aquellas noches amándonos, de la sacra comunión de nuestros cuerpos? Ay Luna, Lunita linda, ¡Que jóvenes éramos!

El mundo ha caminado paciente adelantándose a nuestros pasos, cada día más lentos, cada día más cortos, y atrás nos ha dejado sin miramientos; relegándonos a la fragilidad de nuestros huesos, a la pérdida de esos momentos preciosos que, como la juventud, no volverán.

Siempre me has sonreído, Luna Princesa, desde tu trono allá en el cielo, acompañándome en la alegría y la crudeza; dándome algo de luz en esas noches oscuras donde el dolor hacía parecer que nos arrebataría la cordura.
Me vienen a la memoria tiempos aciagos de frío, hambre y muerte, los cuerpitos inertes de tantos retoños perdidos en mis brazos, llorados hasta creer que me quedaría seca, acariciados sus finos cabellos y cerrados sus pequeños ojitos con estas manos hoy deformadas y húmedas; la desaparición de la Luci y su marido, el no haber vuelto a ver sus lozanos rostros nunca más.

Heridas que aún sangran lentamente; imposibles de curar.

La vereda está llena de hojas, como cada año para estos días, como antes y para siempre.
Ahora la lluvia ya no es motivo de gozo - perdón Hermana Lluvia pero me dueles en el cuerpo - y nadie me acurruca ante el frío desde que Cholo partió hacia el horizonte diez años atrás.
Ya no veo más que bultos móviles en el día y la perpetuidad de las sombras en la noche y no oigo con claridad más que mis propios pensamientos.
Sin embargo, sentada permanentemente de aquí hacia el paso a la eternidad, a veces hago versos para no aburrirme, para no morir en silencio; pequeños retazos de poesía que con mi último aliento volarán...

- Doña Nilda, ya está haciendo frío. Vamos que la llevo adentro que ya falta poco para cenar.
- Bueno querida, vamos. Decime Betty: ¿Cómo anda tu nena?¿Tenías una nena vos, ¿No?
- Sí Nilda, y ahí anda: bien. El otro día en el jardín, me contó la seño que...



9 comentarios:

  1. Leerte siempre será un placer para estos ojos que naufragan de escrito a escrito, obras de tus manos.

    Buenas noches, Elliott.

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  2. Un bello escrito que despide poesía con aroma a tango. Uno no suele pensar en las cosas que vivieron los adultos mayores. Lo mal que hacemos.
    Saludos.

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    1. Gracias Raúl, y es una vuelta del destino - llamémoslo Karma, si pudiéramos - que mucho de lo que ellos han pasado no pasará, y, como ellos están, estaremos.

      Andá a saber.

      ¡Un abrazo!

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  3. Excelente texto, creo que hay que ponerse en la piel de cada uno de ellos, que todos seremos Nilda alguna vez ... y te confieso que no le temo a la muerte , pero le tengo mucho respeto a la vejez.
    (Esos retozos de poesía serán nuestra memoria viva luego que ya no estemos más.)
    ..............................................


    ✿ Este fin de semana… viaja al menos con la imaginación, lee con el corazón, escucha música para el Alma y encuentra la mejor excusa para ser feliz. ✿
    Con mucho cariño: Gigliola.

    http://bajolalupadegiglio.blogspot.com/


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    1. Coincido con vos respecto a las sensaciones sobre la muerte y la vejez.
      Pienso que que debe ser muy duro llegar a una situación de perdida de poder y capacidades tan grande y ni así siquiera poder tener la seguridad de transitarla en compañía de aquellos por quienes hemos dado tanto.

      Lamento la demora, querida Gigliola.
      Te dejo un fuerte abrazo y mis deseos de que estés bien.

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  4. Fe de erratas: Dónde dice retozos= retazos.

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  5. Muy bueno, Elliott. Un texto que llega al lector, con una protagonista muy reconocible, que las ha vivido todas (de las buenas, pero también de las malas).
    Dos puntos a tu favor que rescato: el hecho de animarte a escribir en primera persona con un personaje femenino como protagonista, y lograr ser creíble (muy difícil, y vos lo lográs); y la amplitud del vocabulario empleado en el texto (muy cuidado, además). Ambas cuestiones muestran tu crecimiento como escritor.
    ¡Saludos!

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    1. Desde te agradezco los halagos muy profunda y humildemente. El ejercicio de escribir con cierta periodicidad me va ayudando a crecer.

      Partiendo de la visión de una anciana en su silla de ruedas mirando a la calle - persona real que me he cruzado yendo a lo de un amigo - lo demás fue imaginar en qué pensaría o que sentiría alguien con tanta historia a cuestas.

      El detalle de la Negra Bozán, responde al método Bassagaisteguyano de investigar para dar realismo y algunos pensamientos de Nilda o formar de decir están inspirados en mis adultos cercanos y amigos de mayor edad.

      Nuevamente mil gracias por todo :)

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