¡Listos o no ahí voy!

Dedicado a Santiago Manzoni

      Vieron que les conté que tengo la concesión del buffet del Club Alemán, bueno, esto que les voy a contar, se los juro por Dios (Se besa los dedos dos veces formando una cruz) que pasó de verdad.
Yo estaba ahí laburando. Eran como las tres de la mañana y todavía no me había ido, ¿Viste?, y en eso se me acerca Jorge, uno de los tipos que hace la limpieza y...

- Uh Negro ¿Todavía estás acá?
- Sí, recién terminé de cerrar la caja. Me queda ordenar un poco todo para arrancar mañana y me las tomo para casa.
- Qué cagada, hermano, todo el día clavado acá.
- Y bueno, viejo, es la vida del pobre. jajaja.
- jajaja y sí. ¿Te falta mucho? te hago pata un rato si no, yo ya terminé.

      Seguí ordenando un poco el quilombo en lo que Jorge ponía la pava para el mate. Al rato vuelve con el agua caliente, nos ponemos a matear y estuvimos hablando boludeces hasta que no va que por encima del hombro de él, veo que había una nena pegada al vidrio de la puerta que daba a la cancha.
      Miraba para adentro, haciendo casita con las manos.
      Se habrá quedado mirando como 10 segundos, ponele, hasta que parpadeé y desapareció.
      Boludos, se me está poniendo la piel de gallina mientras se los cuento, la puta madre.
      Entonces me quedé mirando a la pendejita de tal forma, que agarra Jorge y me dice: ¿Qué te pasa? Estás blanco, che; viste a la pibita ¿No?

      No le pude contestar. ¡Fíjense la cara que tendría yo que el tipo me sacó la ficha al toque!

- La nena esa murió electrocutada con el bebedero - me empieza a contar - un par de años antes que vos vengas a laburar acá. No tendría más de diez años, ponele. El coso ese tiraba patadas pero nadie hizo caso hasta que la nena quedó pegada.Se armó un quilombo de aquellos, Negro. El de Mantenimiento estuvo preso un par de años y casi cierran el club - me dice y siguió cebando mate como si nada.
      Yo para esas cosas soy muy cagón, ni películas de terror miro, imagínense. Me sigo acordando y se paran todos los pelos, boludo.

 Santiago miró al grupo y vio que le prestaban atención sin decir nada. Mientras esperaba una respuesta, volvió a revivir la carita de esa nena, que miraba con atención hacia adentro, buscando antes de entrar a los otros nenes que corrian a esconderse por todo el salón, pero que él no pudo ver.


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